Caminando con nuestros mártires en pos del Señor

La Arquidiócesis de San Salvador celebró las fiestas en honor al Divino Salvador del Mundo. Este año se recordó de un modo especial a los mártires, dado que nos encontramos en el contexto del Centenario del nacimiento del Beato Oscar Romero y de los 40 años del asesinato del Siervo de Dios padre Rutilio Grande y del padre Alfonso Navarro. El lema que acompañó  estas fiestas fue: Caminando con nuestros mártires en pos del Señor.

Cada año los fieles se reúnen en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús  para rezar las Vísperas Solemnes y después acompañar en procesión la imagen del Divino Salvador del Mundo.  El encargado de la predicación  el día 5 de Agosto fue Monseñor Rafael Urrutia, Canciller de la Arquidiócesis. Entre otras cosas subrayaba: “Los mártires han sido hombres y mujeres que nos han dando un maravilloso ejemplo de caridad cristiana”.

Junto al Atrio de Catedral, Monseñor José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador, felicitaba a los salvadoreños por esta gran celebración y recordaba que la celebración del Divino Salvador del Mundo “tiene lugar en un momento histórico muy especial: los 175 Aniversario de la fundación de la diócesis de San Salvador,  el año del centenario del nacimiento del Beato Monseñor Romero, el centenario de las Apariciones de la Virgen en Fátima, 40 aniversario de la muerte martirial del Siervo de Dios padre Rutilio Grande y del padre Alfonso Navarro. Por todo ello destacamos en estas celebraciones la dimensión martirial que dichosamente tiene en gran medida nuestra Iglesia en El Salvador”.

El domingo 6 de Agosto en el atrio de la Catedral Metropolitana se celebró la Misa Solemne del Divino Salvador del Mundo. Estuvieron presentes los obispos de la Conferencia Episcopal Salvadoreña, sacerdotes y los fieles que cada año se dan cita para esta celebración. La Santa Misa fue presidida por el Cardenal Gregorio Rosa Chávez quien animaba a conservar la memoria de nuestro pueblo, porque “un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro”. También animaba a caminar porque “El Señor camina con su pueblo. Divino Salvador del Mundo, ¡salva al pueblo que lleva tu nombre!”

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