Mensaje del Papa por la Paz: Migrantes y Refugiados

El Mensaje del Papa Francisco para la 51 Jornada Mundial de la Paz tiene como punto de reflexión a los “Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”. El Salvador tiene ambas realidades: migración no sólo durante o después del conflicto armado, sino también en nuestros días. La migración es una realidad palpable en nuestros días. Nosotros también nos preguntamos: ¿Cuáles son las causas? ¿Por qué deben dejar sus hogares tantos salvadoreños, aún cuando saben que el camino es muy difícil y arriesgan hasta su vida?

La Jornada Mundial de la Paz. La Iglesia nos invita desde los primeros días del año civil a meditar y construir la paz. ¡Cuánto se desea la paz! Es un deseo universal, una aspiración profunda  del ser humano y de todos los pueblos.

Los migrantes y refugiados. Los datos son preocupantes: más de 250 millones de migrantes en el mundo, de los que 22 millones y medio son refugiados. Nuestro país es un ejemplo de ambas cosas: muchos han tenido de migrar y otros tantos buscan refugio. Y no sólo en el exterior. Cada persona lleva consigo su propia historia. Ninguno de ellos dejara su casa, su familia ni su tierra si hubiera condiciones que les permitiera desarrollarse y vivir con dignidad.

El Papa Francisco plantea la pregunta clave: ¿Por qué hay tantos refugiados y migrantes? Muchos huyen de la guerra y del hambre, o que se ven obligados a abandonar su tierra a causa de la discriminación, la persecución, la pobreza y la degradación ambiental. Los conflictos armados y otras formas de violencia organizada siguen provocando el desplazamiento de la población dentro y fuera de las fronteras nacionales. Las personas también migran por otras razones, ante todo por «el anhelo de una vida mejor, a lo que se une en muchas ocasiones el deseo de querer dejar atrás la “desesperación” de un futuro imposible de construir». Se desplazan  para encontrar mejores oportunidades de trabajo o de educación: quien no puede disfrutar de estos derechos, no puede vivir en paz.

Cuando vemos a nuestro alrededor nos damos cuenta que estamos lejos de vivir en una sociedad pacífica. A todos nos gustaría que nuestro pequeño país se distinguiera por ser una zona de paz. Dentro de poco se recordará la firma de los Acuerdos de Paz, pero la paz aún no llega. ¿Por qué no tenemos paz? ¿Por qué tanta violencia? ¿Qué estamos dispuestos a hacer? La Iglesia quiere que cada uno de los bautizados sea constructor de paz a su alrededor. De la conciencia creyente brota un compromiso genuino a favor de todo aquello que abone a la paz. Sería una grave omisión no hacer lo que está al alcance de cada uno para promover la paz. Volvamos a escuchar las palabras de Jesús: “Dichosos los que trabajan por la paz”.

Algunos jóvenes deciden emprender el viaje porque son amenazados por las estructuras de violencia, otros porque no tienen opciones de trabajo y algunos más porque tienen esperanza de hacer algo en la vida. Algo parecido ocurre con los adultos. Dejan atrás familia, hijos, amigos y se van. Lo arriesgan todo, y algunos, lo pierden todo.

Por Presbítero Simeón Reyes, Vicario de Comunicaciones del Arzobispado de San Salvador

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 51 JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ