Informo públicamente que el 14 de junio del presente año, a nuestra curia arquidiocesana fue presentada una denuncia de abuso sexual de menor en contra del presbítero José Adonai Chicas, Párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza, La Libertad, dicha demanda fue presentada por los padres de la víctima, un menor de 16 años. Inmediatamente atendimos la denuncia prometiéndoles iniciar el debido proceso canónico, también les ofrecimos ayuda psicológica y les pedimos perdón; y ahora públicamente de nuevo en nombre de la Iglesia les pido perdón, a la víctima, a sus padres y a la sociedad por lo sucedido.
El día 21 de junio comunicamos al sacerdote José Adonai Chicas la demanda que en contra de él, habíamos recibido, el siguiente día 22 de junio decretamos la medida cautelar de suspensión canónica del sacerdote, es decir, la suspensión de todas sus facultades sacerdotales, pudiendo sólo celebrar la santa misa en forma privada.
Nos duele grandemente este acontecimiento. La Iglesia es Madre de todos sus hijos y velará por todos, pero principalmente por los más pequeños. Veamos todo esto con ojos de fe. Es el momento de intensificar nuestra oración. Estoy seguro que todo esto finalmente redundará en fortalecimiento de nuestra fe.
Por otra parte, quiero referirme a todo el esfuerzo que estamos haciendo ante la Asamblea Legislativa para que no privatice el agua, sino que por el contrario apruebe el proyecto de “Ley General de Aguas”. Ley que garantice el derecho al agua que toda persona tiene de forma inalienable. El agua es un bien público que no se debe privatizar.
El Papa Francisco en su Encíclica Laudato si, refiriéndose al grave daño de la privatización del agua, nos dice: “…en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado” (Ls 30). Y advierte el Papa, que esos lugares tienen una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable (CFR, Ls 30). Tristemente ese es el caso en nuestro país, aunque se le quiera llamar de otra manera, lo que se intenta es privatizar el agua y eso no se puede permitir. Es por eso que nuestra Conferencia Episcopal se pronunció el día 11 de junio recién pasado con su mensaje: “No permitamos que los Pobres Mueran de Sed”. Quiero dejar bien claro que lo que nos mueve a levantar la voz es la defensa de la verdad y la justicia en favor de nuestros hermanos más pobres; y de ninguna manera lo hacemos manipulados por algún grupo político o grupo de poder. Es el bien común lo que defendemos y lo seguiremos haciendo defendiendo, es nuestro compromiso por nuestra misma fe.
Agradecemos a todas las personas que con tanta alegría y esperanza nos están dando sus firmas, la meta es reunir 1.000,000 de firmas a finales de agosto, para presentarlas a la Asamblea Legislativa exigiéndole que apruebe una ley de aguas justa y publica en la que el Gobierno tenga la prevalencia en la toma de decisiones para asegurar que el agua se proteja y se sirva a todos con eficiencia y equidad. Felicitamos a todos por demostrar su gran sensibilidad social al defender el derecho al agua, sigamos adelante por la vía pacífica, democrática e insistentemente hasta lograr que se apruebe una ley de aguas verdaderamente justa.
Que Dios nos bendiga a todos.
Monseñor José Luis Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador.