LUZ DE CRISTO

Estamos a las puertas de la Semana Santa. Para los que no comparten nuestra fe, quizá se trata solamente de una semana de “vacaciones” o de descanso. En cambio, para el creyente se trata de conmemorar los misterios de la salvación realizados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por la entrada mesiánica en Jerusalén (Domingo de Ramos) manifestando la venida del Renio que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su Muerte y Resurrección. Con esta celebración la liturgia de la Iglesia abre la Semana Santa.

¿Cuál es la mejor actitud para vivir la Semana Santa? En primer lugar: fijar la mirada en Cristo Jesús. Que sea la oportunidad para detenernos con mira contemplativa ante el Misterio del anonadamiento del Hijo de Dios.  Por lo menos en dos ocasiones la Iglesia nos hace escuchar completo el minucioso relato que los evangelios nos han transmitido sobre la última semana de Jesús con sus discípulos en Jerusalén. Hazte el propósito de pasar un rato prolongado contemplando el texto sagrado, léelo y medítalo como si fuera la primera vez que lo encuentras.

Meditando en la palabra de Dios podemos responder ¿Qué hizo Jesús?, ¿Por qué lo hizo?, ¿Qué significa para mi vida? Poco a poco te darás cuenta que del Evangelio brota una luz que comienza a iluminar tu vida de fe. Tiene sentido celebrar la Semana Santa porque la Palabra alimenta tu fe y te animas tú también a caminar con Cristo.

Si alguno quiere venir en pos de mí”. En ocasiones se reunieron más de cuatro mil hombres en torno a Jesús. Ahora en la etapa final del camino lo dejan solo, incluso sus discípulos tienen miedo “heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”.  Corremos el riesgo de evitar a toda costa la cruz, y con esto, el sufrimiento, la contradicción, el sacrificio.

Mientras Cristo carga su cruz, la mentalidad del mundo dice “es tiempo de disfrutar de tu vida”, mientras Jesús lava los pies a sus discípulos, el mundo te hace sordo para no escuchar la voz del que te pide ayuda; mientras Cristo da testimonio de la verdad, el mundo te hace creer que es mejor la mentira. La mirada contemplativa descubre que seguir a Cristo significa estar dispuesto a seguir sus pasos, ir contra corriente, a replantear muchas cosas.

Mira el árbol de la cruz, allí está tu Salvador. Comenta santo Tomás de Aquino: Si buscas un ejemplo de obediencia, sigue a Aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte. Pues como por la desobediencia de un solo hombre todos fueron constituidos  pecadores, así también por la obediencia de uno todos  serán constituidos justos (Rom 5,19). La pasión de Cristo basta para modelar totalmente nuestra vida, enseñaba san Agustín.

De la Semana Santa brota la luz de Cristo que trae la alegría y la salvación al mundo.

Pbro. Simeón Reyes, Vicario de Comunicaciones de la Arquidiócesis de San Salvador