NO NOS CANSEMOS DE ORAR Y HACER EL BIEN

Presentamos a continuación el Mensaje de Mons. José Luis Escobar Alas, Arzobispo de la Arquidiócesis de San Salvador, donde exhorta a no cansarse en la oración y a perseverar en el buen obrar en la actual circunstancia nacional.

El mundo vive un momento histórico muy particular, que contará a las próximas generaciones, como un acontecimiento muy grave y triste, la enfermedad de millones de personas y la muerte de cientos de miles. Cientos de millares de familias sufren la enfermedad o la muerte de uno o varios de sus miembros. La grave afección económica la están sufriendo prácticamente todas las personas del globo terrestre. Es un estado de emergencia mundial, los protocolos de seguridad sanitaria han establecido la cuarentena domiciliar como algo muy necesario, “permanecer en casa” para evitar el contagio. Toda esta situación puede llevar a las personas a condiciones de descontrol, desesperación, depresión e incluso de violencia doméstica. Todavía peor, es la violencia que se genera a nivel político, entre las autoridades parlamentarias como gubernamentales, la que muchas veces no les permite ponerse de acuerdo en el combate de la epidemia.

Nuestro país no es la excepción, afrontamos una situación muy difícil a nivel personal, familiar y social. Nuestras autoridades no se ponen de acuerdo y su ataque mutuo es muy preocupante y cada vez más agresivo, en vez de unirse para atender la emergencia. Se suma a este panorama sombrío, confuso y violento, el ataque del virus que cada vez cobra mayor número de enfermos y víctimas mortales.

Quiero decirles que no todo está perdido. Que el cristiano de fe, nunca pierde la esperanza. Por el contrario, cuando la situación se vuelve más difícil y más amenazante, es entonces cuando pone más su confianza en Dios, cuando intensifica su oración y mejora su vida, en el sentido de una mayor conversión, con una mayor entrega al Señor, renunciando a sí mismo, para servir al Señor Jesús. Es Jesús sufriente quien padece en los hermanos que pasan mayor necesidad en la cuarentena. Necesidad de víveres, de medicamentos, o necesidad de algunos servicios, porque son ancianos, porque están solos o enfermos.

Es en la situación crítica, cuando la persona de fe verdaderamente se encuentra con Dios y habla con Él, cuando cambia todo para bien. Mejora su vida personal, se transforma, cambia la vida de su familia, porque Dios está presente. Los milagros se ven en el día a día, en el buen trato mutuo, la familia es grandemente bendecida e, incluso, es entonces cuando la sociedad también cambia para bien. Cuando Dios interviene y la sociedad se vuelve más justa, con leyes en favor de los más necesitados, se crea una cultura de respeto al otro, de justicia y sensibilidad social.

No nos cansemos de orar y hacer el bien. Dios quiera que verdaderamente nos encontremos con Él, en este momento de prueba y se transfiguren nuestras vidas, imitando a Cristo, que se transfiguren nuestras familias y nuestra sociedad. Ojalá, entonces realmente seamos mejores personas, de más fe, de más esperanza y de más caridad. Que María Auxiliadora y Monseñor Romero nos obtengan de Dios toda bendición.