Los obispos de El Salvador acaban de publicar, con fecha 8 de febrero, un Mensaje sobre las elecciones de alcaldes y diputados que se realizarán el próximo 28 de febrero. Lleva por título TODOS SOMOS HERMANOS y ofrece una reflexión pastoral sobre la realidad del país, marcado por la pandemia, los agudos problemas de la migración, los atentados contra el medio ambiente, la migración forzada y, sobre todo, por el clima de confrontación y falta de diálogo en el campo de la política.
La propuesta de la conferencia episcopal se inspira sobre todo en dos importantes documentos del Papa Francisco: la encíclica social “Fratelli Tutti”, publicada el 4 de octubre del 2020, en la fiesta de San Francisco de Asís; y el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, cuyo tema es “La cultura del cuidado como camino de paz”. Desde esa visión, que es explicada ampliamente en las primeras páginas del Mensaje. El Santo Padre explica el sentido de fraternidad, “fraternidad quiere decir mano tendida, fraternidad quiere decir respeto, fraternidad quiere decir escuchar con el corazón abierto”.
Este sueño de fraternidad se expone ampliamente en el Mensaje, inspirados en las palabras del Santo Padre: “Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos” (Fratelli Tutti, 8).
Desde esa visión optimista, que se profundiza en el documento episcopal, el
episcopado salvadoreño examina la situación nacional en este tiempo preelectoral “contaminado por la falta de diálogo, la falta de respeto al adversario, la intolerancia y el desprecio” (n. 3).
Así se llega a la parte propositiva del Mensaje, cuando los obispos de El Salvador recuerdan una vez más que la política no es en si algo repugnante sino “una altísima vocación, una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común” (n. 4). Y, después de preguntarse, con el Papa, si puede funcionar el mundo sin política, afirma con claridad que necesitamos una buena política para construir la fraternidad y conseguir la paz social.