Celebrando el natalicio de San Monseñor Romero

La Iglesia salvadoreña ha recordado con gratitud el natalicio de San Oscar Arnulfo Romero y ha podido celebrar la vida de nuestro primer santo en distintos momentos. San Oscar Romero nació el 15 de agosto de 1917 en ciudad Barrios, San Miguel. Era hijo de Santos Romero y Guadalupe Galdámez. Debido a las limitaciones impuestas por la pandemia, se han tenido celebraciones por poca participación presencial de los fieles.

La mañana del domingo 8 de agosto la Conferencia episcopal de El Salvador se reunió en el templo parroquial de Ciudad Barrios. La celebración de la Santa Misa fue presidida por Monseñor José Luis Escobar Alas, presidente de la Conferencia episcopal y la homilía estuvo a cargo del cardenal Gregorio Rosa Chávez. En la predicación invitó a conservar la memoria y cuidar las raíces de nuestra sociedad. Recordó también la devoción que Oscar Romero cultivó a la Reina de la Paz a lo largo de su vida.  

La Vicaría foránea del Divino Salvador del Mundo, a la que pertenece Catedral Metropolitana  de San Salvador, organizó en la víspera del cumpleaños 104 de San Oscar Romero una celebración especial recordando las peregrinaciones de años anteriores e invitando a caminar a la luz de su enseñanza. En la Cripta de Catedral está sepultado el cuerpo de San Oscar Romero y ese fue el lugar para la celebración de la santa Misa. El cardenal Gregorio Rosa Chávez expuso en la homilía cómo la vida de san Maximiliano María Kolbe y la de Monseñor Romero están marcadas por un intenso amor a la Virgen María y por el martirio. Siendo aún sacerdote, Oscar Romero pidió que la Reina de la Paz fuera proclamada como patrona de todo el país en 1966.

El arzobispo de San Salvador, presidió la santa Misa el día 15 de agosto, en Catedral Metropolitana, para conmemorar el nacimiento de San Oscar Romero. Mons. Escobar Alas recordaba que Monseñor Romero fue un hombre de Dios, amante de la Santísima Virgen María y sostenido por su fe quiso luchar por la justicia, la verdad, el derecho de los más desposeídos en medio de las persecuciones. La convicción de la vida eterna lo llevó a buscar la salvación de todos.